Encontrar el camino

¿Cómo se hace? ¿Por dónde se empieza? ¿Cuál es el envión que nos lleva en busca de ese algo? Y ese algo, ¿en qué consiste? Porque lo vemos lejos, como una luz del otro lado del camino, que mientras más nos acercamos, más se aleja. Nos seduce para que vayamos tras ella, pero no se deja alcanzar. Y tiene ese poder enceguecedor, que nos obnubila completamente.

¿Por qué, Luz? ¿Por qué te me escapás? ¿Querés que corra tras tu rastro? ¿Que deje todo lo que construí y lo que soy y empiece de cero? Decime, decime cuál es tu secreto, cuál es tu oferta.

Hablame, contame tu propuesta. No me describas tu apariencia, puedo divisarla desde la lejanía. Dame ejemplos de la felicidad que proveés.  No compro las bonitas historias que transcurrieron sin sobresaltos ni piedras en el camino. Esmerate, Luz. Sabeme escéptica y compleja. Narrame una historia memorable. Te escucho atenta.

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